Boletín Lactancia Materna Hoy

Opinión

En mi lugar de trabajo, estamos, desde hace rato, padeciendo las consecuencias de la "salvaje globalización". En estos últimos días se incorporó la imposición de las altas precoces, una madre con parto vaginal, se va entre las 36 y 48 horas. Una cesárea 2 y medio o 3 días promedio. Por lo que estuve leyendo, sé que en algunos lugares de Estados Unidos se hace, pero con un servicio de posibilidad de seguimiento domiciliario que lo sostiene además de abaratar costos. En cambio nosotros no tenemos esta posibilidad de seguir a los pacientes, que al salir del Sanatorio, se distribuyen entre diferentes pediátras, según su plan de salud y la zona en que vivan. Esto implica que gran parte de las madres se están yendo sin bajada de leche aún y con los bebés con peso en descenso. Frente a esta política de salud, que no contempla una contención para los padres con dificultades, nosotros inventamos uno, a puro pulmón: el seguimiento telefónico y la recitación a consultorio a las 24 ó 48 horas para control de peso, ictericia y, sobre todo, apoyo a la lactancia. Claro, que no resulta fácil: recibimos muchos llamados de padres que directamente quieren saber qué leche pueden darle a su bebé. Con toda paciencia los contenemos en lo posible y le pedimos que esperen hasta el otro día para ver si baja la leche, poniendo al bebé al pecho frecuentemente. Lo triste de esto es que muchos de ellos se pierden, ya que salen a la busca de otro que le indique la fórmula sin peros (que hay muchos dispuestos).
Dentro de los límites de este sistema, ¿cómo podemos prevenir que estos padres se desesperen en la casa, poniendo en riesgo la instalación de la lactancia, en la medida que alguien incorpore un biberón tan tempranamente?
En el área social a que pertenecen nuestros pacientes (clase media, todas madres que trabajan pronto), necesitan mucho apoyo para amamantar, ya que provienen de ambientes y familias con bajo índice de lactancia natural.
¿Cómo trabajan ustedes en sus instituciones?
Espero respuesta.
Cariños
M. Cristina Malerba
Uru_maldif@ciudad.com.ar


Querida Cristina:

Se me ocurren algunas reflexiones.
Como siempre que se toman conductas irracionales, todos perdemos:
1- El financiador de la atención de salud de ese bebé gastará más dinero en leches artificiales y episodios de enfermedad de cada bebé en el primer año de vida (aproximadamente 400 dólares por niño según estudio publicado en Pediatrics. Resumido en el anterior boletín LM hoy)
2- Los padres perderán la posibilidad de amamantar satisfactoriamente a su bebé, con la consiguiente pérdida de su sensación de competencia y realización como padres y también gastarán más, ya que ninguna obra social cubre absolutamente el 100% de todas las prestaciones.
3- El equipo de salud de la institución pierde la posibilidad de atender a ese RN según los estándares óptimos de calidad ya aceptados y conocidos, con lo cual aumenta su estrés laboral y su frustración.
4- La dirección y autoridades de la institución deberían balancear lo que "ahorran" en costo de horas de internación puerperal versus lo que pierden en satisfacción del usuario, y en aumento de la morbilidad, reingreso, etcétera.
¿"Eficiencia" o racionalidad en la prestación de Salud?