Diversidad sexual y de género

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Para hablar de diversidad sexual y género, primero hay que comprender algunos conceptos. La identidad de género es la forma que tienen las personas de asumir y expresar su género, como así también la forma en que cada persona asume preferencias u orientaciones de identidad sexual. Al nacer, a cada bebe se le asigna un género que generalmente es femenino o masculino, según el sexo biológico (binario). En la mayoría de los niños y niñas, esta asignación del género al nacer se corresponde con la identidad de género. Sin embargo, algunos niños y niñas tienen una identidad de género diferente a la asignada al nacer, es decir, se identifican con un género diverso o transgénero, así como también pueden no identificarse con ninguno de los dos (género no binario) o pueden presentar un género fluido o cambiante (pueden sentirse un día mujer, varón o viceversa) o pueden no identificarse con ningún género en particular.

Hablar de diversidad de género es dar lugar a que cada persona pueda desarrollarse tal cual es y siente ser, dando lugar a un mayor crecimiento individual y al mismo tiempo como sociedad. El respeto a la diversidad sexual es un derecho humano protegido por leyes nacionales e internacionales (en Argentina ley 26.743, Ley de identidad de género, 2012). Para poder abordar la diversidad con los niños y niñas debemos fomentar la empatía y respeto entre ellos y ellas, enseñarles a valorar las diferencias y fomentar la inclusión.

La mayoría de las personas no hemos recibido formación adecuada en el reconocimiento de las identidades de género debido a que las instituciones educativas hasta hace pocos años naturalizaban una única visión binaria, basada en lo genital, con solo dos sexos posibles (varón-mujer), apoyada en una jerarquización cultural y social donde se reconocía a la heterosexualidad como la única sexualidad válida y con el fin de la reproducción. Considerar patológicas a otras identidades de género y discriminarlas, constituyen un grave riesgo para la integridad de las personas porque promueven y justifican actos de exclusión, desigualdad y violencia. La ESI (educación sexual integral), considerada hoy un derecho protegido por ley (Ley 26.150, Ley de ESI, 2006), se sustenta en la enseñanza del respeto por todas las formas de identidad, su reconocimiento y valoración. Asume que todas las personas somos distintas y esa particularidad se expresa también en el modo en que cada ser humano piensa, siente, cree, actúa y vive su sexualidad. Es un gran recurso para que desde la escuela se aborde la diversidad de género y sexual.

En el hogar se deben enseñar valores como la empatía, el amor y la tolerancia, ayudando a los niños y niñas a que puedan desarrollarse social y mentalmente de manera saludable.

  • Debe haber espacio para la reflexión y el diálogo. Favorecer la expresión de cada niño/a en cuanto a sus preferencias hacia el juego y el deporte, para que pueda desear y desarrollarse libremente sin temor a ser reprimido. Ningún juego o deporte transforma a las personas en hetero u homosexuales.
  • Educar a los niños y niñas sin estereotipos de género y favorecer la perspectiva de género, es una invitación a considerar las diferencias entre ellos/ellas como construcciones sociales.
  • Enseñar a no hacer suposiciones sobre la orientación sexual o identidad de género de las personas y evitar expresiones discriminatorias e insultos.
  • La seguridad y el bienestar de las personas género diversas es fundamental. La aceptación familiar y en otros espacios cotidianos que crean un ambiente de libre expresión de identidad, son la base que sustenta un desarrollo y crecimiento saludables.

Las personas que se sienten seguras, amadas y aceptadas en su hogar, por sus cuidadores y pares, tienen pronósticos de salud y bienestar psicoemocional y social mucho mejores.

 

 

Comité Nacional de Pediatría General Ambulatoria
Grupo de Trabajo de Sexualidad y Género 
Sociedad Argentina de Pediatría