Enfermedad Renal Crónica (ERC)

¿Qué es la enfermedad renal crónica o ERC?

La ERC es una afección crónica en la cual los riñones sufren daño irreversible. La enfermedad crónica del riñón también se conoce como insuficiencia renal crónica.

¿Cuáles son las causas más frecuentes de ERC en los niños?

Las infecciones urinarias febriles y reiteradas en los niños deben ser tratadas con prontitud y evaluadas en detalle, debido  a que  potencialmente pueden provocar ERC.

  • En niños mayores y adolescentes: En este grupo pueden causar ERC algunas glomerulonefritis (inflamación de los riñones) que se presentan aisladas o como parte de una enfermedad que afecta varios órganos (como el lupus).

¿Cuáles son los síntomas comunes de la ERC en los niños?

En algunos  casos,  la  primera  etapa  de  la  enfermedad renal pueden pasar inadvertida; el  niño  no manifiesta  ninguna  molestia, los  padres no  notarán nada que les llame la atención para consultar. En ocasiones el único signo  de  enfermedad  renal  es  un retraso en el crecimiento. Los niños con enfermedad renal crónica  a  menudo  son más bajos que el resto de sus compañeros de escuela. Otras  veces  la  palidez, expresión  de  un  cuadro de anemia crónica, puede ser el único signo.

Cuando  la  enfermedad renal avanza aparecen sus signos: edema (hinchazón), decaimiento, orinas con espuma y/o con sangre, cansancio, inapetencia, vómitos. Muchos niños  son  poliúricos, es  decir, orinan más cantidad de lo normal, esto lleva a la necesidad de tomar mucha  agua de día y de noche y es muy común que presenten enuresis (mojar la cama de noche luego de los 5 años).  

Otro síntoma frecuente de enfermedad renal es la hipertensión arterial, por eso es muy importante tomar la presión en todos los controles pediátricos a partir de los 3 años de edad. La detección precoz y el tratamiento oportuno pueden ayudar al diagnóstico de las enfermedades renales y a disminuir el daño renal a largo plazo. 

Los síntomas más frecuentes son:

  • Hinchazón o inflamación alrededor de los ojos, pies y tobillos.
  • Micciones frecuentes o, en niños de 5 años o mayores, enuresis nocturna.
  • Crecimiento deficiente, comparado con grupos de pares de edades similares.
  • Pérdida del apetito y náuseas frecuentes
  • Fatiga
  • Dolores de cabeza intentos frecuentes debido a la presión arterial alta.
  • Anemia y palidez debido a la disminución en la producción de glóbulos rojos

Dentro de la población pediátrica ¿qué niños poseen más riesgo de desarrollarla?

  • Historia familiar de enfermedad renal crónica u otra enfermedad renal genética
  • Historia familiar de hipertensión y/o diabetes en padres, tíos y abuelos
  • Recién nacidos de bajo peso y prematuros
  • Historia de larga permanencia hospitalaria en el período neonatal
  • Falta de desarrollo de uno o ambos riñones
  • Ausencia de uno o ambos riñones
  • Lesiones en la médula espinal
  • Uso frecuente de medicaciones o tóxicos (tabaco, alcohol) que dañan los riñones
  • Malformaciones congénitas del tracto urinario
  • Antecedente de múltiples infecciones urinarias febriles tratadas tardíamente
  • Historia previa de síndrome urémico hemolítico
  • Historia previa de glomerulopatías (inflamación de los riñones)
  • Niños con sobrepeso u obesidad
  • Enfermedades de la vejiga

 ¿Cómo puede prevenirse la ERC? 

La prevención de la enfermedad renal comienza en el embarazo con el control periódico de la embarazada, adecuada nutrición, evitando medicaciones y sustancias que puedan afectar el desarrollo de los riñones del bebé.

Algunos problemas del riñón se identifican antes del nacimiento por medio de la ecografía. Las imágenes de los riñones pueden ayudar a mostrar daño del  riñón o de estructuras adyacentes como los uréteres o la vejiga. También pueden dar indicios sobre la causa del problema del riñón.

En los últimos años, nuevos equipos de ecografías han permitido ver los riñones fetales más claramente, y es posible diagnosticar la ausencia de uno o de ambos riñones, presencia de quistes, cambios en la ubicación normal o la presencia de la dilatación de las vías urinarias o hidronefrosis desde los primeros meses del embarazo.

En algunos casos puede detectarse menor cantidad de líquido amniótico debido a la menor producción de orina fetal.

Ante esta situación es necesario monitorizar más frecuentemente el embarazo y en algunos casos es preferible que el parto se lleve a cabo en una institución que cuente con especialistas en el manejo de recién nacidos con problemas o malformaciones renales.

Luego del nacimiento, el control  pediátrico periódico con registro del  peso y la talla son fundamentales. La  presión  arterial debe tomarse en forma anual a partir de los 3 años de edad.

Debe asegurarse una nutrición adecuada del niño, evitando la obesidad y el sedentarismo.

No automedicar a los niños, ya que algunas medicaciones (como antitérmicos de uso habitual) pueden dañar severamente los riñones.

Desaconsejar el consumo de alcohol y tabaco en los adolescentes.

Todo paciente con factores de riesgo y/o con antecedentes familiares de relevancia  debería derivarse al especialista.