Sindrome de mala eliminación

¿A qué se le llama síndrome de mala eliminación?

Consiste en una alteración en el funcionamiento adecuado de la vejiga y del intestino. Aparece después del control de esfínteres y en general desaparece después de mejorar los hábitos de orinar y de defecar del niño. Se lo conoce también como disfunción vésico-intestinal.

¿Cómo detectar si un niño tiene un síndrome de mala eliminación?

Podemos  sospechar su presencia en niños que presentan algunos de los siguientes signos:

-              Micciones  escasas: es decir que orinan pocas veces en el día. Lo recomendable es que los niños no pasen más de 4 horas sin orinar (excepto durante el sueño nocturno).

-              Escapes de orina durante el día: mojan la ropa interior y tienen la zona genital irritada por humedad persistente.

-              Chorro de orina entrecortado o débil.

-              Deseo imperioso y urgente de orinar: corren apurados al baño. 

-              Para retener la orina se sientan sobre los talones.

-              Para empezar a orinar a veces necesitan apretar el abdomen.

-              Constipación: evacúan el intestino menos de 3 veces por semana,  o bien tienen deposiciones  pequeñas y duras, dolor al defecar o escapes de materia fecal (manchan la ropa interior).

  ¿Qué consecuencias puede tener este síndrome si no se trata?

El síndrome de mala eliminación puede conducir a la aparición de infecciones urinarias reiteradas. Por otro lado, puede afectar la relación del niño con sus pares  (olor a orina, ropa manchada, etcétera.).

¿Es normal que a un niño se le escape un poco de orina durante el día porque aguanta por jugar?

Si bien es frecuente que esto ocurra, debemos evitarlo. Normalmente, cuando la vejiga se llena de orina, se desencadena el deseo de orinar. El niño va al baño,  la vejiga se contrae y se abre  voluntariamente un esfínter (es como un anillo)  que  produce la micción.

Si el niño siente deseo de orinar, pero se distrae jugando y no va al baño con frecuencia, la vejiga va aumentando su capacidad progresivamente. Al aumentar la cantidad de orina adentro de la vejiga, comenzará a contraerse espontáneamente y, si el esfínter no se abre, (porque el niño no va al baño), se comenzará a escapar la orina periódicamente.  

¿Cómo tratar este síndrome?

Cuando se sospecha este cuadro, se debe programar una consulta con el pediatra, quien -a través del interrogatorio- podrá diagnosticar el síndrome y despejar las dudas.

El tratamiento se orientará a corregir los hábitos del niño al momento de orinar y defecar.  Se recomendará que las micciones sean más frecuentes. Se le explicará al niño que no debe aguantar la orina y que debe tomarse su tiempo para orinar (asegurarse de que salga todo el pis antes de salir del baño).

También se evaluará si el niño utiliza el inodoro adecuadamente: chequear que al sentarse no queden los pies colgando. Los pies deben estar apoyados en el piso, y si no llega, se puede colocar algún elemento de apoyo (como un banco pequeño).

Por último, otros de los pilares del tratamiento es el manejo de la constipación. La misma se tratará aumentando el consumo de frutas y verduras y asegurando una adecuada hidratación.