La poliomielitis o polio, es una enfermedad infecciosa, transmisible, causada por el virus polio, que puede ser grave, y además es posible que deje secuelas motoras causando discapacidades físicas permanentes, incluso la muerte.
Puede ser producida por cualquiera de los tres tipos de virus polio. Actualmente solo el tipo 1, persiste en su forma salvaje, que es el mayor causante de los casos paralíticos y de epidemias. Sus derivados vacunales también producen parálisis. Los tipos 2 y 3, cuyas formas salvajes fueron erradicadas, permanecen en su rol de responsables de parálisis asociadas a la vacuna.
El único reservorio es el ser humano. Se transmite de persona a persona por contacto con heces y / o secreciones respiratorias. La vía principal de transmisión es fecal-oral y se asocia a condiciones de saneamiento deficiente como es común en los países en desarrollo.
Más del 90% de las infecciones son asintomáticas, pero entre 0,1% y 1% de los casos evolucionan a parálisis flácida aguda. La parálisis suele ser asimétrica, afecta a miembros inferiores y deja secuelas permanentes. La letalidad en pacientes con parálisis varía entre un 2 y un 20%, pero en los adolescentes y adultos con compromiso bulbar o respiratorio, puede llegar al 40%.
No se dispone de un tratamiento específico pero debido a que el único reservorio es el ser humano, existen vacunas seguras y eficaces que otorgan y genera inmunidad duradera (por la infección o vacunación), se trata de un virus erradicable.
Existen 2 tipos de vacunas contra la poliomielitis: la primera vacuna exitosa fue desarrollada por Jonas Salk, quien en 1955 presentó una vacuna inyectable (IPV) utilizando un virus inactivado. Más tarde, en 1962, Albert Sabin desarrolló una vacuna oral (OPV) a partir de un virus vivo atenuado, que facilitó enormemente su distribución.
A comienzos del siglo veinte el número de casos alcanzó proporciones devastadoras, llegando a generar un promedio de 350.000 casos de parálisis por año. En 1988 la Asamblea Mundial de la Salud (WHA), resolvió la erradicación global del virus polio para el año 2000. En 2012, La Iniciativa Global para la Erradicación de la Poliomielitis elaboró el “Plan Estratégico para la Eliminación de la Poliomielitis y Fase Final 2013-2018”. En este contexto, en 2016, la vacuna viva atenuada trivalente tipo Sabin (tOPV), fue reemplazada a nivel global por la vacuna bOPV (para polio 1 y polio 3). Esta decisión tuvo como objetivo reducir la ocurrencia de casos de parálisis asociada a vacuna (PAV) y parálisis por virus derivado de la vacuna (VDPV). Además, todos los países debían incorporar en sus programas de vacunación, por lo menos 1 dosis de IPV (vacuna inactivada inyectable contra los poliovirus 1, 2 y 3), con el fin de reducir los riesgos asociados con la retirada del componente tipo 2 de la tOPV.
Los casos de poliovirus salvaje han disminuido en más del 99% desde 1988, de aproximadamente 350 000 casos en más de 125 países endémicos a 99 casos en 2024. Solo 2 países se mantienen endémicos: Afganistán y Pakistán. De las tres cepas de poliovirus salvaje (tipo 1, tipo 2 y tipo 3), el tipo 2 se erradicó en 1999 y el tipo 3 en 2020. El tipo 1 endémico de poliovirus salvaje es el que persiste en estos 2 países. En 2024, además se han registrado brotes por virus derivados de las vacunas en 21 países de África, Indonesia y Oriente Medio. Los tres tipos virales están implicados (VP1dv, VP2dv y VP3dv), aunque la gran mayoría de los brotes están causados por el VP2dv (precisamente el virus que fue retirado de las vacunas orales en 2016, tras la certificación de su erradicación mundial en 2015). También durante el último año se han registrado detecciones de virus en aguas residuales de VP1 en Afganistán y en Pakistán y virus derivados de las vacunas en países de Europa (Alemania, Reino Unido, Polonia, Finlandia, Francia y España) y Australia en aguas residuales.
Durante el mes de mayo del 2025 se ha celebrado, en Ginebra, la 78.ª Asamblea Mundial de la Salud donde la polio ha ocupado un lugar importante, de allí se destacan como prioridades actuales:
-Asegurar la financiación sostenida y la cooperación científica de la comunidad internacional.
-Mejorar la vacunación antipolio, concretando en estos aspectos: la superación de las barreras para la vacunación en Afganistán y Pakistán; el aumento de la disponibilidad y uso de la vacuna inactivada; y la planificación del cese definitivo del uso de las vacunas orales atenuadas.
-Diseño y extensión de los procedimientos de contención de los virus polio en las instalaciones de investigación y fabricación de vacunas.
La fase final de la erradicación de la polio ha resultado ser la más difícil. Si bien el número de niños con parálisis por polio se ha reducido en un 99 % en las últimas cuatro décadas, el virus continúa propagándose en algunos de los lugares más difíciles del planeta para brindar atención médica: lugares que enfrentan una inseguridad persistente, inestabilidad política y una infraestructura sanitaria deficiente. Este contexto limita el acceso de las familias a los servicios de salud obstaculizando la llegada de vacunas tan importantes como la de la polio.
En Argentina, el último caso se registró en 1984 pero el riesgo de reintroducción permanece latente debido a:
• Bajas coberturas de vacunación: a nivel país, año 2024, las coberturas son del 74% para las 3 primeras dosis, presentando una caída progresiva en comparación con el período 2015-2019 (alrededor de 115.000 no recibieron estas dosis fundamentales para completar los esquemas primarios de vacunación) y 47% para el refuerzo, es decir, menos de la mitad de los niños acceden a estas dosis clave.1
• Deficiente sensibilidad y calidad de vigilancia de parálisis agudas fláccidas (PAF).
Resulta fundamental:
Mejorar la cobertura de vacunación contra la poliomielitis superior al 95% en cada lugar de nuestro país, para minimizar el riesgo de un brote de poliomielitis.
Fortalecer la vigilancia epidemiológica de las parálisis flácidas agudas (PFA) y
Actualizar planes de preparación y respuesta a eventos y brotes de polio
Como ha señalado la OMS: “Mientras haya un solo niño infectado, los niños de todos los países corren el riesgo de contraer la poliomielitis”.
Referencia:
1- 4°Informe del Observatorio de la Infancia y Adolescencia (Sociedad Argentina de Pediatría) en base a datos de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles.