La poliomielitis es una enfermedad altamente contagiosa producida por un poliovirus que compromete al sistema nervioso central y puede producir parálisis.
Afecta fundamentalmente a niños y niñas menores de 5 años y hasta un 10% de los enfermos mueren por parálisis de los músculos respiratorios.
Es necesario destacar que no existe tratamiento específico, pero que se trata de una enfermedad erradicable, dado que el único reservorio es el ser humano y que se dispone de vacunas eficaces que inducen inmunidad duradera.
En nuestro país, entre los años 1953 y 1961, la poliomielitis afectó a más de 10.000 personas. A fines de la década del 50 se inició la vacunación y en 1984 se produjo el último caso de poliomielitis por virus salvaje en el país.
Desde 1988, la iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis a través de la vacunación, ha logrado reducir la enfermedad drásticamente en todo el mundo. A finales de 2018, solo se identificaron 33 casos, todos ellos en 2 países: Afganistán y Pakistán. Con respecto a los tipos de poliovirus salvaje, el tipo 3 no se detecta desde el 2012, en 2015 se declaró la erradicación del tipo 2 y la incidencia del tipo 1 ha disminuido en más del 90% desde 2014.
Acerca de la vacuna: la vacuna anti poliomielítica parenteral (IPV o Salk) tiene potencia inmunogénica aumentada, induce la aparición de anticuerpos séricos IgM e IgG que neutralizan los virus durante la fase de viremia y evitan su pasaje a sistema nervioso central. La vacuna anti poliomielítica parenteral, que es la que se aplica en nuestro país está compuesta por tres tipos de poliovirus, los cuales han sido inactivados con formol. Por tratarse de virus inactivados no hay replicación, así como tampoco colonización del tejido linfoide de fauces ni eliminación en las heces y es en consecuencia, una vacuna segura para pacientes y convivientes de pacientes con compromiso del estado inmunológico.
La Estrategia para la Fase Final de Erradicación 2019-2023 manifiesta la urgencia de erradicar la poliomielitis declarada una emergencia de salud pública mundial en 2014, y hay que destacar que los desafíos a los que nos enfrentamos no son de tipo científico o virológico, sino que están relacionados a que las vacunas lleguen a todos los niños y niñas.
En nuestro país, debemos seguir instando a que todos los niños y niñas tengan sus esquemas de vacunación completos, dado que, la disminución de las coberturas de esta y otras vacunas, pone en riesgo de reintroducción de enfermedades inmunoprevenibles a nuestra población.