Semana Internacional de la Prematurez.
Durante esta semana se intensifican acciones a nivel nacional para visibilizar esta problemática en la que se viene trabajando desde el año 2010, movilizando a todos los actores sociales y a los equipos de salud para garantizar, promover y proteger el cumplimiento de los derechos de los/las prematuros/as. El lema de este año es “Bebés prematuros: pequeñas acciones de alto impacto. Acceso de la familia a la neo. Sin restricciones. Sin horarios. Todo el tiempo”. Es decir, las madres y los padres no son visita.
Acompañar a una madre a encontrarse con un hijo/a prematuro/a en neonatología, ayudar a acomodarlo sobre su pecho en contacto con su piel, tomar su mano y guiarla para contener su pequeño cuerpito dentro de la incubadora, darle confianza, son pequeñas acciones con un enorme impacto a lo largo del tiempo.
Atravesar por un parto prematuro, por el dolor de la separación y el temor por lo que vendrá es difícil de sobrellevar, pero está en nosotros como equipo de salud facilitar que la persona puérpera, en este contexto, pueda enfrentar esta situación, estresante y adversa, con una adecuada capacidad de resiliencia. No se trata sólo de permitir que la familia pueda ser parte del proceso del cuidado de un hijo/a, se trata de favorecerlo y promoverlo todo el tiempo. Si permitimos la participación de las madres y los padres en el cuidado y el acompañamiento de este recién nacido/a que muchas veces está invadido, con monitores y diferentes tecnologías, todo es más fácil.
El ingreso irrestricto a las unidades nos ha permitido incluir a las familias como partícipes de la atención de los pacientes y contar con ellas como testigos y aliados de nuestra práctica diaria. La existencia de políticas restrictivas y la imposición de horarios de visita, son barreras que no han hecho más que dificultar el vínculo, el contacto piel a piel, el apego y la lactancia, sin ofrecer beneficios y entorpeciendo el funcionamiento adecuado de los servicios. Por el contrario, la presencia de las madres y los padres en la UCIN constituyen un facilitador de la atención neonatal.
El “cuidado centrado en la familia” promueve la presencia de los progenitores y la interacción del recién nacido con los hermanos y hermanas. Este concepto ha ido evolucionando a lo largo de los años hasta lo que hoy se conoce como Maternidad Segura y Centrada en la Familia. Es un modelo de atención que nació con el Dr. Miguel Larguia, que reconoce a las familias como protagonistas y que ha permitido la inclusión y el respeto por los valores éticos y culturales en el cuidado de los recién nacidos, fomentando el empoderamiento de los progenitores en la participación de la toma de decisiones.
La prematuridad es la principal causa de ingreso a las UCIN, y constituye la primera causa de mortalidad infantil y discapacidad en los primeros años de vida. Los cuidados brindados en este curso de vida establecen las bases para una población saludable, no solo para sobrevivir, sino también para prosperar y transformar realidades. Hoy más que nunca, cuando nos encontramos limitados de recursos económicos, estrategias como el contacto piel a piel (COPAP) y la promoción de la lactancia materna, son nuestras aliadas en el cuidado de todos los/las recién nacidos/as. Estas mejoran los resultados a corto, mediano y largo plazo y solo se alcanzan con las familias en la UCIN tocando, sintiendo y viviendo esa experiencia. Transitar la internación de un hijo/a es una experiencia no deseada por nadie, pero no debe ser una experiencia negativa, está en nosotros generar refuerzos positivos que dejen huella al momento del egreso y para el resto de su vida.