Suicidio, Hablarlo es prevenirlo
El suicidio es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión o un daño, con un grado variable de intención de morir, cualquiera sea el grado de letalidad o de conocimiento del verdadero móvil.
Como “el acto de quitarse la vida” representa un problema de salud pública grave y creciente: la OMS afirma que es la segunda causa principal de muerte a nivel mundial entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años de edad. (OPS/OMS, 2014).
No se comprende en sí mismo como una entidad psicopatológica ni se circunscribe a un padecimiento mental: se entiende como un fenómeno multicausal en el que interactúan factores del orden individual, familiar, comunitario, social y político. Los comportamientos suicidas abarcan la ideación suicida, la elaboración de un plan, la obtención de los medios para hacerlo y hasta la consumación del acto (con o sin éxito).
El mismo es considerado a menudo como un fracaso personal para los padres, amigos, maestros, médicos y psicólogos, que se reprochan a sí mismos el no haber percibido las señales de alerta.